La cultura española es famosa por sus arraigadas tradiciones y folclore. Si compra una casa o un piso en la Costa Bra va o se va de vacaciones a esta hermosa región, tendrá la oportunidad de vivir momentos inolvidables. Antes de salir a reponer fuerzas en la Costa Brava este otoño, le presentamos las 4 mejores cosas que ver y hacer en esta época del año.
La fiesta de la castaña
Si se encuentra en la Costa Brava el 31 de octubre o el 1 de noviembre, no se pierda esta cita. Además de celebrar a los difuntos, el día de Todos los Santos es una oportunidad para festejar la llegada del otoño con la Castanyada (literalmente, fiesta de la castaña), un evento popular en el que todo el mundo se reúne en torno a deliciosas especialidades de temporada. Familias y amigos se reúnen para degustar boniatos asados, castañas asadas y panellets, una especialidad catalana elaborada con mazapán.
La Vila Vella de Tossa Mar
En una pequeña península al sur de una hermosa playa de Tossa de Mar, podrá descubrir el casco antiguo rodeado de murallas medievales fortificadas. Esta misma fortaleza se construyó en el siglo XII para proteger la ciudad de los ataques piratas procedentes del norte de África. A través de sus estrechas callejuelas, podrá descubrir un próspero barrio de restaurantes y una abundante vegetación a lo largo de las calles empedradas que se funde a la perfección con el azul del mar. ¡Un cambio de aires garantizado!
Feria de San Narciso
Lo extraordinario de la Feria de San Narcís es que la gente sigue siempre con la misma curiosidad la efervescencia que se desata en la ciudad de Girona. Nadie quiere perderse el pregón inaugural que da inicio a las fiestas. Si quiere vivir este momento desde una perspectiva tradicional, sólo tiene que seguir la procesión danzante a lo largo de la Devesa. En este paseo se encuentra la Feria de Muestras, con atracciones industriales, agrícolas y comerciales. Hay entretenimiento para grandes y pequeños.
Casa-Museo Salvador Dalí
Cerca de la ciudad de Roses, es un lugar de peregrinación para todos los admiradores del artista surrealista. Este lugar, que ahora es un museo, fue la única residencia estable del pintor Salvador Dalí. Este gran edificio inmaculado se encuentra en el pequeño pueblo de Port Lligat. En él se encuentran habitaciones donde Dalí y su esposa Gala pasaban sus momentos más íntimos, talleres y espacios al aire libre destinados a la vida pública.