Vivir en la Costa Brava es una experiencia que cambia la vida de los que no están acostumbrados a vivir junto al mar, y también la de los demás.
De hecho, poseer una casa o un piso en la costa del norte de España le permite disfrutar de un estilo de vida mucho más relajado y beneficiarse de un sinfín de ventajas que no encontrará necesariamente en ningún otro lugar, y menos aún en Europa.
En primer lugar, al vivir en la Costa Brava, podrá disfrutar de una maravillosa vista del mar Mediterráneo durante todo el año, pero además, gracias al clima, podrá bañarse 6 meses al año. Las temperaturas suelen subir muy rápidamente en primavera, para volver a bajar a finales de septiembre o incluso octubre.
Así que imagínese bañándose en el mar o descansando en la playa en abril, o perfeccionando su bronceado en septiembre.
Además de un clima estupendo, vivir en la Costa Brava implica un estilo de vida más relajado. De hecho, aquí la gente está menos estresada que en Francia, lo que se agradece mucho cuando se está acostumbrado al tráfico y al ritmo de París, por ejemplo.
No es de extrañar, por tanto, que la comunidad francesa tenga una fuerte presencia aquí, sobre todo porque su proximidad a la ciudad de Barcelona es una ventaja añadida. Es una de las ciudades más festivas y culturales de España, y ofrece todo tipo de actividades para los que quieran salir de la rutina de la playa.